Calvin Coolidge. dijo: “La persistencia por sí sola es omnipotente.” Como escritor y editor en el campo empresarial, he visto la verdad esta afirmación demostrada una y otra vez.
Mí amigo y colega Richard Poe es posiblemente el hombre mas persistente que conozco. Lo conocí cuando se unió al cuerpo estable de la revista Success. Una de las primeras cosas que hizo fue proponer que hiciéramos una historia acerca de un negocio que no existía —al menos a los ojos de la prensa de negocios tradicional. Ese negocio era el network marketing.
Muchos de nuestros colegas se opusieron a la idea con cierta pasión, pero Richard me convirtió en un creyente. El escribió y yo edité una historia denominada, “Network Marketing —la manera más poderosa de llegar a los consumidores en la década de los 90.” Tan pronto como el ejemplar salió a la
venta, los empresarios del network marketing respondieron con un griterío.
Durante los siguientes años, ellos mantuvieron nuestro teléfono y fax funcionando a pleno, y le entregaron a nuestro cartero varios gramos extra de cartas cada día. Aún así, algunos escépticos del plantel se negaron a aceptar la importancia del MLM. Pero Richard se mantuvo insistiendo con el tema mes tras mes, hasta que las objeciones desaparecieron.
Seguidamente, Richard escribió libros best sellers sobre MLM, tales como Ola 3 y La manera de construir su red al estilo Ola 3, Y en la medida que se remontaba su fortuna, también crecía la industria promocionada por él.
Como periodista, solía considerar a esta industria como difícil de cubrir, debido a que lograr entrevistar a los empresarios de red era como rastrear a los miembros de alguna sociedad secreta. Actualmente los busco en todo lugar al que voy, desde la tienda de fotocopiado en las calles cercanas de la pequeña ciudad donde vivo, hasta en las cenas de etiqueta del Club Metropolitano de Nueva York.
Una actividad empresarial es algo muy diferente a simplemente ser dueño de un pequeño negocio. Mientras yo crecía, en las décadas de los 50 y 60, era bastante normal poseer una estación de gasolina, una barbería, o una tintorería. Existían además artistas, escritores y otras variedades de locos
independientes. Mi familia estaba repleta de ellos.
Pero se entendía que poseer un negocio tenía el mismo propósito que tener un trabajo: ganar para vivir. Solamente soñadores indómitos o leguleyos de bienes raíces pensaban en ser dueños de un negocio como recurso para cambiar sus vidas. Esta era la materia prima de los chistes, como aquel cuento del tío loco que perdió una fortuna invirtiendo en un rancho inexistente. Para la mayoría de las personas, intentar ser un empresario significaba que habían fracasado en la vida normal, y estaban tratando de encontrar una manera de comenzar el juego nuevamente, generalmente estafando a alguna otra persona.
Pero en la década de los 80, se produjo una revolución en las ideas de negocios, potenciada por la innovación de los números gratuitos 01-800, las computadoras, los correos directos y los plásticos. La gente común, por su propia cuenta o a través de sus pensiones o fondos comunes de inversión, estaban ganando grandes cantidades de dinero en el mercado de valores o mediante la venta de casas, cuyo valor se había incrementado cinco veces. De pronto, se convirtió en algo normal ser un empresario que espera lograr un retorno del 5, 10 o 100 por ciento sobre su inversión.
El network marketing fue parte de esa revolución. ¿Qué otro negocio permitía a la gente común ganar 10.000 dólares por mes con una inversión inicial que consistía en un kit de un valor ligeramente superior a los 80 dólares, una cuenta telefónica mensual de 300 dólares, 10.000 dólares anuales en gastos de automóvil y transporte, 700 dólares de amortización de una computadora, y 2.000 dólares en sellos de correo y suplementos de oficina?
Mediante la ayuda de nuevos métodos como el network marketing, La Era del Empresariado demostró que el trabajo realmente podía cambiar vidas.
Enseñó a la gente que uno no tiene que hacer a otros más pobres para hacerse rico. Mostró que la creatividad humana puede generar riqueza a partir de la nada, así como el chip de silicona de las computadoras transformó a la arena —la sustancia más común de la tierra, después del agua de mar— en una revolución de varios billones de dólares.
En la década de los 80, por primera vez en la historia reciente, el término “empresariado” comenzó a denotar admiración en lugar de escarnio.
Paralelamente, el número de empresarios del network marketing se incrementó en un porcentaje de varios cientos.
Ahora aparece una nueva tendencia, que Richard denomina Ola 4.
Como lo demuestra en su libro, el MLM se ha convertido en una de las fuerzas más dinámicas que impulsan la economía de la Era de la información. Las más grandes corporaciones, desde IBM hasta Citigroup, están haciendo uso del MLM para lograr un nuevo ángulo competitivo. Cada vez un mayor número de las historias de éxito que uno lee en el Wall Street Journal, trata de compañías con nombres como Amway, Herbalife, Primerica, y Excel.
Aún tenemos un largo camino por recorrer. Todavía hoy, los medios masivos de comunicación están lejos de reconocer el verdadero impacto del MLM en la economía. Para decirlo claramente, para la mayoría de las personas en el negocio de las noticias, la idea de gente común —muchos de ellos sin grados académicos— administrando negocios valuados en millones de dólares, resulta amenazante. Pero la gente hoy en día no es tan dependiente de las fuentes oficiales de información como lo fuera alguna vez.
Cada vez más acentuadamente, mientras los medios masivos se pierden la historia, las noticias se abren camino de alguna otra manera.
Actualmente, si usted quiere conocer los entretelones de los escándalos de Washington o de las guerras de los Balkanes, olvídese de CNN o del New York Times. Millones de personas cada día obtienen las noticias sin censura a través de sitios Web como WorldNetDaily, NewsMax, Free Republic, y The Drudge Report. Con ese mismo espíritu de periodismo a la manera ‘hágalo usted mismo’, Richard Poe ha ido más alla de los medios de información convencionales, e hizo llegar las buenas nuevas sobre el network marketing a millones de personas.
Hemos visto la impactante evidencia del interés público en el MLM en mi propia publicación, Network Marketing Lifestyles. Antes de que saliéramos a la venta en marzo de 1999, no existía ninguna revista de renombre de distribución nacional sobre network marketing. La cobertura de nuestra primera edición presentó a Stephen R. Covey, autor del best seller —que vendió diez millones de ejemplares— Los siete habitos de la gente altamente efectiva. En dicha entrevista, Stephen avala abiertamente al network marketing como negocio y forma de vida. ¿Por qué nos hizo este comentario a nosotros y no a los incontables periodistas con los que ha hablado en los últimos 15 años? Porque ningún reportero de los medios convencionales se molesté siquiera en pedirle su opinión en la materia.
Lanzar esta revista ha sido en cierta forma como caminar por un estadio y descubrir que el juego ha comenzado, pero que nuestro equipo es el único que se ha presentado. No es poco el crédito que le pertenece a Richard Poe por este logro, ya que él nos mostró el camino muchas años atrás, cuando escribió aquella primera columna sobre network marketing.
En Ola 4, Richard abre nuevos surcos, mostrando por qué el network marketing está inigualablemente posicionado para beneficiarse en la naciente era de negocios —en la que son las compañías y los individuos emprendedores quienes marcan las tendencias. Siga leyendo. Es su turno de unirse a los
poderosos agentes de dicho cambio.
Duncan Maxwell Anderson.
Director Editorial de Network Marketing Lifestyles.
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