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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Ola cuatro: Los nuevos pioneros

Los Nuevos Pioneros.

Lisa Wilber se sorprendió al sentir asomar sus lágrimas. Pero ¿cuál era el motivo de su llanto? Ella no se había dado cuenta de lo perturbada que estaba, hasta ese momento.

El día ya había comenzado con la suficiente rutina, Había esperado dos horas la llegada de un hombre de la compañía de servicios eléctricos. Estaba atrasada cuatro meses en su pago, y la empresa enviaba un representante a cortar el suministro. Lisa lo había esperado con la vista clavada en la ventana, con 46 dólares apretados en su mano —apenas lo suficiente como para mantener el suministro por un mes más.

Sabía lo afortunada que era en tener ese dinero. Entonces, ¿por qué las lágrimas? Quizás por la manera despectiva en que el hombre la había escudriñado cuando ella salió raudamente de la casa rodante, vestida con su ropa deportiva, agitando el dinero. A medida que caminaba por la nieve, con los cordones de las botas desatados y el cabello ensortijado, tomó conciencia del aspecto andrajoso que presentaba. El estacionamiento de las casas rodantes, también era un desastre. Por donde se mirara se veían accesos para automóviles cubiertos de nieve, perros ladrando, refrigeradores averiados y automóviles oxidados desintegrándose sobre bloques de concreto.

“Por la manera en que el hombre me dirigió su mirada,” recuerda Lisa, “me dio la sensación de que me miraba con desprecio. Para él, yo parecía ese tipo de persona que vive en casas rodantes, como si siempre hubiera sido así, y siempre fuera a seguir de esa manera.”

De hecho, hacía tan sólo dos años que Lisa vivía allí. Pero cada vez se hacía más difícil imaginar una salida. Todo lo que intentaba parecía salir mal. Unos meses antes, la habían despedido de su trabajo como secretaria en una empresa de software. El trabajo era escaso en esa zona rural de New Hampshire, especialmente ahora, en el peor momento de la recesión. Su esposo apenas lograba reunir unos pocos cientos de dólares por mes con su negocio de leña.

Sobrevivían alimentándose a fideos y queso. Su vetusto automóvil Yugo se descomponía varias veces a la semana. Cuando necesitaban comprar combustible, levantaban los asientos para encontrar alguna moneda que se les hubiera caído. Su mundo se había reducido a una casa rodante de 3 metros por 21, con una estufa a leña como única calefacción. En invierno, las hojas de plástico pegadas a las ventanas, se sacudían con la brisa, y los shows de charlas en vivo parloteaban durante todo el día en la televisión. A veces, lo único que Lisa deseaba era gritar. Ese día, cuando vino el hombre de la compañía de servicios eléctricos, era ciertamente uno de esos días. Luego de que él se fue, se sentó en el sofá y lloró hasta que ya no le quedaron lágrimas.

MENTALIDAD DE CABAÑA DE TRONCOS.

Si usted le hubiera dicho a Lisa Wilber en ese momento lo que se vislumbraba en su futuro, ella no lo hubiera creído. Estaba destinada a tener en pocos años un ingreso de seis cifras proveniente de su propia organización multimillonaria de redes. Nunca más habría de preocuparse por ser despedida, porque ella sería su propio jefe. Ocuparía su lugar entre los pocos elegidos, esos emprendedores que tuvieron la visión de planificar por anticipado. Entraría al siglo XXI con confianza, segura en el conocimiento de que su negocio estaría fortalecida contra los vientos y las tormentas de la economía global.

En síntesis, Lisa fue una pionera. Su ventosa casa rodante era el equivalente para la Era de la información de una casa precaria en la pradera, o de una cabaña de troncos en las Rocallosas. Alejada de toda posibilidad de un empleo en el mundo corporativo, se vio obligada a adoptar el tipo de mentalidad de quien iba llegado al límite. Tenía que desterrar todo pensamiento de pagos semanales, beneficios de salud, vacaciones y pensiones. Y debía buscar dentro de sí misma la fortaleza para sobrevivir.

Paradójicamente, fue esta nueva manera de pensar —que le fue impuesta contra su voluntad— lo que la salvaría. Mientras otros se aferraban desesperadamente a sus empleos, temerosos de cualquier cambio, Lisa se vio obligada a dejarse llevar. Se convirtió en un colono de la era moderna.

Anteriormente, este solitario camino ya había sido recorrido por generaciones de estadounidenses. Y, al igual que ellos, Lisa debería ganarse la vida en un medio ambiente severo y despiadado. Como los colonos del pasado, lucharía contra el desaliento todos los días. Pero también, al igual que ellos, conquistaría sus miedos y construiría una nueva vida para sí misma y para su familia.

LAS HERRAMIENTAS ADECUADAS.

Los pioneros de antes se equipaban con herramientas tales como el rifle Winchester y el “Pacificador” Colt 45, diseñados especialmente para ayudarlos a conquistar el salvaje oeste. Los colonizadores de la Era de la Información también portarán armas especiales —estrategias claves de negocios diseñadas
para ayudar a la gente común a tener éxito en la cibereconomía.

En la búsqueda de autosuficiencia, Lisa se armó con una de las más potentes de esas armas. Se la conoce por distintos nombres. Algunos lo llaman network marketing otros, marketing multinivel; y otros, simplemente MLM (multilevel marketing). No es realmente nueva. Esta poderosa técnica de negocios fue inventada hace más de cincuenta años Pero en los últimos diez, los desarrollos  tecnológicos de última generación, lograron que sus peculiares virtudes se hicieran obvias para las principales corrientes corporativas, en una forma nunca antes conocida.

¿Qué es el network marketing? Es una estrategia de venta de productos mediante la cual distribuidores independientes pueden asociar a otros distribuidores y obtener comisiones por el movimiento de esos productos dentro de su red.

En una organización de MLM, se asocia a personas que incorporan a otras personas, quienes a su vez asocian a otros, y así sucesivamente generando una red. De esta manera, los distribuidores comunes tienen la oportunidad de construir una organización lucrativa de muchos niveles de profundidad, que puede tener cientos o incluso miles de integrantes.

UN NEGOCIO DE US$ 80 MIL MILLONES.

En años anteriores, el network marketing era rechazado por muchos  líderes de negocios como un esquema para hacerse rico rápidamente análogo a las cartas en cadena u otros fraudes piramidales. Pero esos días terminaron.

Actualmente, las empresas que conforman el índice Fortune 500, se congregan para hacer negocios a través de las redes del MLM, y los analistas de Wall Street, cantan alabanzas a los métodos de distribución multinivel.

De hecho, el network marketing ha crecido hasta convertirse en una de las fuerzas impulsoras de la economía del siglo veintiuno. Es difícil asegurar estadísticas confiables sobre el crecimiento global del MLM, ya que muchas empresas no informan las cifras de su facturación, o su número de miembros a
ninguna organización de comercio. Sin embargo, basado en datos disponibles de la Asociación de Venta Directa (DSA), en Washington D.C., así como de otras fuentes de la industria, Duncan Maxwell Anderson, director editorial de la revista Network Marketing Lifestyles, estima que las ventas anuales realizadas a través de las organizaciones de MLM, han alcanzado cerca de los u$s 20 mil millones en los Estados Unidos, y u$s 80 mil millones en todo el mundo. La DSA estima conservadoramente, que 8 millones de personas están involucrados en el network marketing, sólo en los Estados Unidos.

¿Por qué lo hacen? Porque el MLM proporciona respuesta a una de las más recurrentes preguntas que enfrentan las personas en la Era de la Información: ¿Cómo hace uno para ganarse la vida en un mundo en el que no hay más trabajos?

HÁGALO USTED MISMO.

En cada era, las fronteras ofrecen una oportunidad ilimitada. Pero si hay algo que no ofrecen, es trabajo. Los primeros colonos que llegaron a la zona de las praderas estaban totalmente solos. Tuvieron que construir sus propias casas, cavar sus propios pozos de agua, labrar sus propios campos y criar su propio ganado. De otra manera, se hubieran muerto de hambre.

La vida en la ciberfrontera funcionará casi de la misma manera. A medida que la Era de la información se asoma, queda claro que los empleos, tal como los conocemos, se están convirtiendo en algo obsoleto. En los últimos veinte años, millones de personas han sido despedidas de sus trabajos en corporaciones. Muchos han buscado en vano otros empleos con sueldo, beneficios, o seguridad comparables. Anteriormente, los despidos eran vistos como una medida temporaria de reducción de gastos. Las compañías reducían drásticamente sus pagos para sobreponerse a los tiempos difíciles. Pero en cuanto la economía se recuperaba, volvían a contratar a sus trabajadores. Eso ya no sucede.

Actualmente, la reducción (downsizing) ocurre por otra razón.
Las compañías despiden empleados porque han mudado sus plantas fuera del país —para siempre, o porque la automatización ha hecho innecesario el esfuerzo humano, “La tecnología hace cada vez más eficientes a las empresas —con cada vez menos personas,” dice el economista Paul Zane Pilzer, autor de Riqueza Ilimitada, Dinero de Otra Gente, y Dios Quiere Que Usted Sea Rico.

“Las compañías más lucrativas, son las que estan reduciéndose más. Ese proceso continuará acelerándose.”

En la actualidad, el achicamiento continúa por igual tanto en tiempos buenos como malos. La mayoría de los puestos de trabajo suprimidos nunca volverán. Incluso aquellas personas que continúan trabajando, a menudo tienen que transformar su perfil de empleado a contratista independiente. Las corporaciones prefieren autónomos, de manera de poder limitar las horas de esos trabajadores a lo necesario y evitar el pago de beneficios. Mientras que el personal permanente se reduce, el personal eventual —aquellas personas que trabajan con contratos, con horarios flexibles o parciales— crece a un ritmo incesante.

LA MUERTE DE LOS TRABAJOS.

En El Soberano individual, los pronosticadores en economía James Dale Davidson y Lord William Rees-Mogg, predicen que el siglo veintiuno será testigo de la muerte de los empleos, tal como los conocemos. Ellos explican que fue tan sólo en años recientes que la palabra “trabajo” ha adquirido el significado de empleo de por vida. Las generaciones anteriores la entendían como referente a una contratación por única vez, para una tarea determinada. Por ejemplo, un herrero conseguía un trabajo herrando un caballo. Una costurera conseguía un trabajo cosiendo un vestido. Pero ninguno esperaba que esos trabajos duraran toda la vida. Nadie esperaba beneficios de salud, pensiones o relojes de oro. Según escriben Davidson y Rees-Mogg, “antes de la Era industrial, el empleo permanente era casi desconocido”.

Ellos predicen que en la Era de la Información la palabra trabajo volverá a su significado anterior. Se referirá a tareas específicas y temporarias. “Las  grandes corporaciones como AT&T, ya han eliminado todas las categorías de empleos permanentes,” observan. “Los puestos en esa gran empresa ahora son eventuales.” Robert Reich, ex Secretario de Trabajo, estima que un 20 por ciento de la fuerza laboral de los Estados Unidos ya está trabajando por su cuenta. Si Rees-Mogg y Davidson están en lo cierto, esa cifra puede acercarse al 100 por ciento en los próximos años.

EL FIN DE LA JUBILACIÓN.

En la vieja frontera, existía una única manera de asegurarse una jubilación cómoda y segura: usted tenía que construir un negocio —generalmente una granja— que siguiera generando ingresos hasta su fallecimiento. Los pioneros de la Era de la Información se enfrentarán a un desafío similar. Al no poder apoyarse en pensiones gubernamentales o corporativas, necesitarán proveer el sustento a su propio nido con la construcción de negocios fuertes y autosostenidos.

Los contratistas independientes no tienen derecho a recibir pensiones corporativas. En el siglo veintiuno, tampoco recibirán dinero del gobierno. Los sistemas jubilatorios que recaudan y gastan, como la Seguridad Social, ya no tienen más fondos. Nadie puede pagar más impuestos para mantenerlos funcionando, Algunos tienen sus esperanzas puestas en un nuevo plan para desviar el dinero de los aportes destinados a Seguridad Social a fondos personales de retiro, invertidos en bonos y en el mercado de valores, Pero los mercados están sujetos a alzas y bajas. Una fuerte baja y despídase de su jubilación.

Incluso en el alegre caso de que el gobierno finalmente se rindiera, permitiendo que la gente guarde por su cuenta sus ahorros en un banco, muchos no lograrían alcanzar una jubilación cómoda. Con las actuales tasas de interés e inflación, una persona que tuviera 40 años en el año 2000,necesitaría ahorrar al menos u$s 3 millones de dólares para disfrutar ci cómodo estilo de vida de clase media de sus años dorados. Pero ¿cuántas familias conoce usted que pueden afrontar el ahorro de u$s 3 millones?

Mientras que el personal permanente se reduce, el personal eventual —aquellas personas que trabajan con contratos, con horarios flexibles o parciales— crece a un ritmo incesante.

LA CIBERFRONTERA.

En el siglo diecinueve, millones de personas se movilizaban hacia las fronteras en carretas Conestoga. Hoy, es la frontera la que viene a nosotros.
Toda persona viva actualmente debe enfrentar a la cibereconomía, nos guste o no. Cómo nos irá en los años venideros dependerá enteramente de cuán pronto aceptemos lo inevitable, y con cuánta energía nos preparemos para la autosuficiencia. La vida es dura en la ciberfrontera; vida de trabajar hasta romperse los huesos. Una vida de fuerte competencia; de riesgo, miedo e incertidumbre. Pero al igual que los antiguos pioneros hicieron fortunas en el Oeste, así nosotros tenemos delante oportunidades para triunfar y prosperar como nunca antes, en formas que jamás hubiéramos imaginado en otra época, en el viejo mundo corporativo.

Hace tiempo los expertos han predicho que el siglo veintiuno será una era de lujo, e Internet, un “cuerno de la abundancia” diseñado específicamente para complacer todos los antojos de los consumidores. Y así será. Pero debemos ganar esos lujos con el sudor de nuestra frente. Debemos ganarlos tomando decisiones inteligentes. En los años venideros, nuestra subsistencia estará determinada principalmente por las decisiones que tomemos hoy, por las estrategias que elijamos para construir nuestros negocios en la Era de la Información. Quienes elijan el network marketing estarán dando un paso gigante en la dirección correcta.

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¿QUE ES ALEXA? Como podemos leer en Wikipedia, Alexa Internet es una subsidiaria de la compañía Amazon.com con base en California. Es conocida por operar el sitio web alexa.com que provee información acerca de la cantidad de visitas que recibe un sitio web dado. Alexa recoge información de los usuarios que tienen instalado Alexa Toolbar, lo cual le permite generar estadísticas acerca de la cantidad de visitas y de los enlaces relacionados. Alexa también proporciona una gráfica donde se puede apreciar perfectamente el crecimiento/decrecimiento de las visitas a una página web, además de la información diaria (solo las 100.000 primeras páginas de la clasificación), media semanal y media de los últimos tres meses. Además es proveedora de servicios de Facebook a la mayoría de los servidores. Más información en http://www.alexa.com